jueves, 17 de abril de 2008

La atalaya de la Encantada





Como son tantas y tengo bastantes fotos, las atalayas os las voy mostrando "algo dosificadas". Bien, pues aquí tenéis otra dosis. Se trata de la atalaya de la sierra de la Encantada, y la aprovecharemos para hacer unas consideraciones generales sobre este tipo de construcción. Sus orígenes ya vienen explicados en otras entradas, así que nos centraremos en las técnicas constructivas. Solían tener una base maciza hasta más allá de los dos metros de altura. Esta se hacía bien cimentada sobre manpuestos que nivelaban el suelo, que solía ser irregular y rocoso. Se componía (la base) de un muro circular de mampuestos cuyo espacio interior se rellenaba de un mortero flojo. En muchas atalayas esta base es lo único que queda, y bastante deteriorado. En el caso de la de las imágenes, el relleno interior se ha perdido, pero en el suelo quedan restos de ese mortero pobre en cal.
Una vez que la altura era considerable, se necesitaba un andamiaje, para lo cual se utilizaba la propia estructura, en la cual se insertaban mechinales de madera que sujetaban plataformas. En las atalayas la presencia de estos se constata normalmente en los agujeros que dejaron, y en algunos casos podemos ver la madera aún. Encima de la parte maciza iba un habitáculo abovedado. Normalmente esta bóveda era también de mampostería. La entrada a esa zona, que estaba elevada, se hacía por escalas o utilizando los propios mechinales que se dejaban formando una especie de escalera. Esto se aprecia en esta atalaya, aunque no en las fotografías que he puesto.
Todo el exterior iba enfoscado, pero dejando ver la piedra, que quedaba enmarcada en lo que se conoce como vitola.
Es posible que para refugio del "atalayero" hubiera otras estructuras adosadas o cercanas, pero no queda evidencia alguna, ni de estructuras, ni de desechos cerámicos.
Como pondré fotografías de más atalayas, ya no explico más cosas, para que me quede algo para las siguientes entradas.
Ah por cierto. Recientemente podemos apreciar que alguien ha dejado su autógrafo con un espray, para que todos veamos su multinacional, refrescante y edulcorado mote. También nos ha hecho el mismo favor en la cueva de la Encantada. Por ser simplemente lo que son, este tipo de construcciones goza de protección legal, así que más que el aplauso de tu público, lo que te puedes llevar es un multazo.
Imágenes: vista de la atalaya desde el oeste, en la que se aprecia el orificio de entrada; restos de la bóveda desde el interior; cimentación para nivelar la base.

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