Zona fronteriza durante el periodo nazarí, primero en manos de la Orden de Santiago desde mediados del siglo XIII, y luego recuperada por Ismail I ya en el siglo XIV, la zona de Huéscar no debía ser un lugar donde hallar mucho sosiego. Para un mejor control del entorno fue este rey nazarí quien estableció el sistema defensivo de atalayas de las que en Huéscar se conservan cinco, tres en Galera, y dos en Orce. Aunque viejas y decrépitas, parecen seguir vigilando, en complicidad unas con otras, el paso de huestes inexistentes.
Atalaya del Tarahal o de Fuente Amarga (Galera). Controlaba, junto con la de la carretera de Castril, un amplio valle en el que se ubicó la villa de Torralba
Atalaya restaurada de la carretera de Castril
Restos restaurados de la Atalaya de Sierra Bermeja, llamada también de Almorox, detrás de Perico Ruíz. Desde ella hay comunicación visual con la de la Sierra del Muerto y con la de la Encantada. Huéscar
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