Las secuoyas y la Sagra
Existe en Granada una leyenda con origen en el periodo islámico, sobre un olivo en la zona del Sacromonte, que en un día concreto del año daba fruto y exudaba un aceite milagroso. La recoge en el s. XIX F. Javier Simonet, que se afanaba por demostrar la permanencia del culto mozárabe en la Granada musulmana, y la sitúa en un cerro llamado "de los Diablos" y que posteriormente se llamó "del Aceituno", donde actualmente está la ermita de San Miguel. En su martirologio de mozárabes granadinos también usa el mismo mito del olivo milagroso en la zona de Guadix, donde fue plantado por el mismísimo San Torcuato. Todo ello lo escribe Simonet basándose en el calendario de Recemundo, último obispo mozárabe de Ilíberis y personaje importante en la corte de Abderramán III, y dando una total credibilidad a los falsos cronicones granadinos. Pero en la obra no se menciona uno de estos olivos mágicos sobre el cual sí que existe documentación original y que se encontraba en nuestra tierra, según queda constancia en un documento de 1515 publicado por Jesús D. Laguna:
(Cruz)«Yo el licenciado Gonzalo de Peñalosa, alcalde mayor en esta villa de Huesca e en la villa / de Castilleja e términos e juridiçión, por el Ilustrísimo Duque dalva, / Marqués de Coria, Conde de Salvatierra e Señor de Valdecorneja e de las / dichas villas de Huesca e Castilleja, mi Señor, digo que por quanto entre las muchas gentes / devotas que con devoçión vienen a ver el santo mistirio (tachado: que) del olio que de la santa / oliva sale e mana, que es en la casa de las bienaventuradas santas márti / res Nunilo e Alodia, vienen algunas personas syn devoçión entera para / ver el tan gran mistirio, las quales hazen cosas yndevidas y exçesos, de los / quales deven ser castigados, e por que a mí como al tal juez compete la gover / naçión de allí e castigar a los que los tales exçesos fazen, e que a la otra gente / no pongan en escándalos, tengo por bien e doy liçençia e facultad / a vos el honrado Marthín Galán, vezino que soys desta dicha villa, que vays a la dicha oliva / santa e traygáys vara de justiçia, para lo qual y para prendar a las personas / que los dichos exçesos hizieren e en paçífica paz no quisyeren estar, los pren / dáys los cuerpos, e asy presos e a buen recabdo me los enbiéys a la / cárçel pública desta dicha villa (tachado: p) con la ynformaçión que sobre ello o / viéredes, para que sobre ello yo haga lo que sea justiçia. Fecho en esta / dicha villa a honze días del mes de agosto de mil e quinientos e quinze / años».
Por mandado del señor licenciado alcalde mayor.
Derechos nichi (nada). (Signo). Lucas Mexía de Santander, escrivano público.
Al margen de que nuestra mente racional del siglo XXI nos impida considerar como verídicos estos fenómenos, ¿sería este el olivo que mencionaban originalmente las fuentes? Es posible que por confusión o por interés se trastocara su ubicación, ya que este olivo estaba según el documento, cerca de la antigua ermita de las Santas, posiblemente ubicada cerca de la Sagra. El nombre de Sagra puede provenir del Sacrum latino, de Zagra, frontera para el islam, o ¿por qué no?, de ambos términos. Y si esto es así es muy fácil confundir, por parte del mencionado Simonet, este Monte Sacro con la denominación que los cristianos le dieron tras la reconquista al actual Sacromonte.
En otro trabajo que he encontrado en Internet se hace referencia a las fuentes directas sobre el olivo: las árabes. Pero hay una confusión toponímica, ya que Sakru se asemeja más a Sagra que a Uskar. También mencionan las fuentes otro hisn denominado Mirabayt. ¿No coincide esto también con el paraje de Los Miravetes, cercano a la Sagra, donde hay restos del periodo islámico? Aquí os dejo un fragmento del trabajo de Alfonso Carmona González NOTAS SOBRE RELIGIOSIDAD Y CREENCIAS EN AL-ANDALUS, A PROPOSITO DEL ESTUDIO DE LA CUEVA DE LA CAMARETA:
Así, por ejemplo, en los siglos XI y XII se habló en al-Andalus de un olivo milagroso plantado junto a una iglesia cristiana, en un paraje remoto, cuyas aceitunas brotaban y maduraban en un solo día. Quizá porque aquel lugar estaba tan alejado de toda civilización (y no se olvide que, para los andalusíes, civilización era tan sólo la que reunía las características de ser urbana e islámica) la transmisión de los topónimos resultaba problemática. Cada autor parece señalar una ubicación diferente, aunque siempre dentro de la mitad oriental de al-Andalus. O se trata de una confusión, o varios lugares se atribuían el mismo portento. Incluso tres autores oriundos de la tierra, como son al-'Udrí (ob. 1085), az-Zuhri (ob. 1161?) y Abü Hamid al-Garnati (ob. 1169), no se ponen de acuerdo en su localización.
El primero de ellos sitúa el hecho «en una iglesia, que se encuentra en un pago (hawma) situado en una montaña próxima a la ciudad de Lorca, cerca de un hisn que allí hay llamado Mirabayt». Unas décadas después, az-Zuhri asegura haber asistido al milagro, aunque reconoce que no pudo ver que las aceitunas llegasen a plena sazón ya que la impaciencia de los peregrinos, que se apresuraban a cogerlas en cuanto empezaban a madurar, lo impedía. Este autor localiza el hecho portentoso junto al hisn llamado Sakru, topónimo del que puede haber derivado Uskar (forma atestiguada en el siglo XIII) y luego Huéscar.
Abü Hamid al-Garnatí, en su Tuhfat al-Albab, ubica el milagro en Granada, aunque, según J. Vallvé, «el hecho de situar el olivo milagroso en Granada se debe posiblemente a la fácil confusión en la escritura árabe de Garnata con Qarabaka (Caravaca), a la que pertenecía sin lugar a dudas el actual partido de Huéscar, pues Abü Hamid al-Garnati, siempre que se refiere a su ciudad natal, dice claramente baladi Garnata (Granada, mi pueblo) y en esta ocasión solamente precisa que el olivo milagroso estaba cerca de Garnata, de la tierra de al-Andalus».
De Qarnata, probablemente otra mala lectura de Qarabaka, dice al-Himyari:
«Es una ciudad (madina) en al-Andalus que se encuentra en una zona alejada de toda civilización. En unos montes elevados que allí hay, existe una gruta en la que se halla el cadáver incorrupto de un hombre, que está en aquel lugar desde no se sabe cuándo. De lo más alto de la cueva gotea agua en una fina cavidad que nunca desborda con el continuo manar del agua ni se agota aunque beba de ella gran cantidad de gente."
Seguro que alguien que sepa más del tema puede desmentir lo anterior, que no son más que elucubraciones mías. De todas formas, estén relacionadas las distintas leyendas o no, como veis nuestro entorno también se presta a la mitología. No podía ser menos en presencia de la imponente Sagra.
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