Hay quien identifica la Askar de al-Yaqubi, bagdadí que recorrió y describió parte de las tierras murcianas en el siglo IX, con las llanuras de Huéscar. Lo describe como "una zona de populosas alquerías", sin mencionar un núcleo urbano, lo que estaría en consonancia con la evolución histórica desde la antigüedad, llena de vestigios íberos y romanos, pero sin que haya constancia de la existencia de un "centro urbano" precedente del actual.
Cuando Muhammad I Alhamar (el rojo) se erige en sultán de Granada tras las conquistas de Fernando III, ha de reconocer la cesión del territorio oscense en 1243 a la Orden de Santiago, como parte de su "adelantamiento" frente a los territorios infieles. Esta orden militar creó u ocupó un rosario de fortalezas a lo largo de la frontera entre Jaén y Granada entre las que se encontraba el Hisn de Huéscar: una fortificación encaramada a la Encantada, creada, según algunos, por los almohades y que vigilaba esta zona de paso natural hacia Murcia.
Para el control de la zona es probable que comenzara a asentarse población cristiana al amparo de los monjes-guerreros de Santiago, aunque la inseguridad de la frontera no invitara a ello. Según dice González Barberán, los santiagueños, en su mayoría de Portugal, sofocaron la sublevación de los mudéjares promovida por el emir Alhamar contra Alfonso X, y que afectó a las fortificaciones de Cúllar, Orce, Galera y Huéscar. Tuvieron el control efectivo de la zona, según González Barberán, (aunque no es una afirmación del todo fiable) desde 1271 hasta que en 1325 Ismail I la va a recuperar para el reino granadino. Ibn al-Jatib describió pocos años después el suceso de la caída de Huéscar, que Barberán identifica con el Castillo de Uskar:
"Ismail emplea la gran máquina que funciona por medio de pólvora. Lanza una bola de hierro enrojecido contra el muro de la fortaleza. La bola parte lanzando chispas, cayendo en medio de los sitiados y causando tantos destrozos como el rayo que cae del cielo. Varios poetas celebraron este acontecimiento"
Es posiblemente la primera mención del uso de la pólvora con fines bélicos en Europa, ya que la que menciona con anterioridad en la Crónica de Alfonso X (toma de Niebla) no es fiable.
Destruido este castillo, Ismail se centra en la protección de la zona, delimitando el área con el sistema de atalayas y amurallando lo que ya se puede considerar "núcleo urbano" en el actual Huéscar, con su gran alcazaba en la que actualmente se realiza una... curiosa restauración.
De aquel asedio o del abandono (más probablemente) salió tan malparado el viejo "castillo de los moros" que hoy poca gente lo conoce, pero sus restos están ahí, sugiriéndonos su antigua, difícil e inaccesible forma, fundida con las rocas del escarpado terreno.
Vista general del Castillo de la Encantada.
Lienzos orientados al sur, de construcción típicamente musulmana. Se trata de tapial de cal y piedra, realizado con un encofrado de maderas del que quedan los agujeros producidos por su sujeción en la muralla.
Cerámica estampillada musulmana del periodo bajo medieval con motivo de ataurique.
Restos de los aljibes que abastecían a la guarnición. Están enfoscados y en su interior se aprecian grafitos de distintas épocas. En el de la izquierda se aprecia el arranque de la bóveda.
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