Luis Gibert Actualizado 24.06.2009 - 01:00
EN 1976 el doctor José Gibert lideró una expedición paleontológica en la depresión de Guadix-Baza donde localizó uno de los yacimientos más prometedores del Pleistoceno inferior europeo, se llama Venta Micena. En 1983 publicó junto a dos colegas un artículo donde se describía un fragmento de cráneo humano excavado en este lugar, se le asignaba una edad de 1,4 millones de años. El descubrimiento supuso una revolución en el ámbito de la paleoantropología europea. Un año más tarde se desató en la prensa nacional una polémica de dimensiones desconocidas que paralizaría un proyecto de investigación muy prometedor. Aunque finalmente las tesis de Gibert fueron demostradas y aceptadas, no se volvería a excavar en Venta Micena de forma normalizada desde mediados de los años ochenta. Llegué a Venta Micena con mi padre en 1979 y trabajé junto a él hasta su prematura muerte en 2007. Sé, a ciencia cierta, que la polémica sobre la humanidad del cráneo de Orce (VM-0) fue para él un problema menor, comparado con las dificultades para conseguir permisos de excavación, recursos para investigar o defenderse falsas de acusaciones. El ejemplo de Orce es el reflejo de la falta de madurez del sistema científico español, como mínimo en el ámbito de la paleontología. Dudo que una historia como esta fuese posible en otro país donde las academias son capaces de moderar este tipo de debates. Los acontecimientos de Orce muestran cómo se puede parar un proyecto de investigación innovador por miedo a llegar a conclusiones que obligarían a rectificar a autoridades del staff científico. En 1984, tres catedráticos de paleontología sentenciaron en un artículo en el periódico El País que el cráneo de Orce no era humano, sino de équido. En 1995 Gibert organizó un Congreso Internacional en Orce para llegar a conclusiones sobre la presencia humana antigua en esta región; aquellos que iniciaron la polémica no quisieron participar. Poco después Orce apareció en National Geographic, Science News y Current Antropology como el lugar con presencia humana más antiguo de Europa. Sin embargo, ni el éxito del congreso, ni las promesas del Consejero de Cultura de la Junta de Andalucía facilitaron la investigación a José Gibert. Que nadie se confunda, el doctor José Gibert nunca pretendió convencer a nadie respecto a la humanidad de un fósil, simplemente quiso aportar al debate nuevos datos objetivos, ese es el camino de la ciencia. Lo que le desgastó fue la lucha contra un aparato político-científico por conseguir un permiso de excavación que nunca llegó. Sin embargo, ese mismo sistema ofreció permisos y financiación a sus adversarios de paradigma, a aquellos que cambiaron de parecer respecto a VM-0, algunos de ellos utilizaron su posición dentro de la Administración para multarle con la mayor sanción que ha caído sobre un científico en este país. La justicia es lenta y el doctor Gibert no tuvo tiempo de defender su inocencia, sus últimos tres años pendientes de un contencioso administrativo, sin posibilidad de excavar y pagando de su bolsillo un fuerte aval bancario fueron muy difíciles y ¿quién no se desgasta ante este acoso? Mientras, aquellos que le condenaron disfrutaban de permisos y subvenciones. Paralelamente, en esos tiempos difíciles, el descubridor de los yacimientos de Orce era premiado con la Medalla al Mérito Científico de la Generalitat de Cataluña. Actualmente un equipo de científicos con pensamiento libre, pretendemos continuar el proyecto que José Gibert inició en Orce, confiamos que después de 20 años podamos investigar en yacimientos que él dio a conocer. Esto sería una muestra de que se toma la dirección correcta. Si los permisos y subvenciones vuelven a caer únicamente en manos de los detractores del Hombre de Orce representaría evidentemente lo contrario. Recientemente, el delegado de Cultura en Granada hacía un análisis simple de la nueva situación afirmando que "los yacimientos no se heredan". Sin embargo, lo que no se tendría que heredar es una animadversión hacia los que hemos defendido junto a José Gibert un nuevo paradigma finalmente consolidado. 25 años después de aquel desafortunado artículo en El País, nadie duda de la presencia humana en Orce hace más de 1.3 millones de años y el fragmento de cráneo VM-0 figura como el resto humano más antiguo encontrado en la península Ibérica en el Atlas Cronológico de la Historia de España 2009 (Real Academia de la Historia y ed. SM), Homo hispanicus (2008 ed. Espasa-Calpe), así como en el Human Evolution Source Book (2006 Prentice Hall editores).
EN 1976 el doctor José Gibert lideró una expedición paleontológica en la depresión de Guadix-Baza donde localizó uno de los yacimientos más prometedores del Pleistoceno inferior europeo, se llama Venta Micena. En 1983 publicó junto a dos colegas un artículo donde se describía un fragmento de cráneo humano excavado en este lugar, se le asignaba una edad de 1,4 millones de años. El descubrimiento supuso una revolución en el ámbito de la paleoantropología europea. Un año más tarde se desató en la prensa nacional una polémica de dimensiones desconocidas que paralizaría un proyecto de investigación muy prometedor. Aunque finalmente las tesis de Gibert fueron demostradas y aceptadas, no se volvería a excavar en Venta Micena de forma normalizada desde mediados de los años ochenta. Llegué a Venta Micena con mi padre en 1979 y trabajé junto a él hasta su prematura muerte en 2007. Sé, a ciencia cierta, que la polémica sobre la humanidad del cráneo de Orce (VM-0) fue para él un problema menor, comparado con las dificultades para conseguir permisos de excavación, recursos para investigar o defenderse falsas de acusaciones. El ejemplo de Orce es el reflejo de la falta de madurez del sistema científico español, como mínimo en el ámbito de la paleontología. Dudo que una historia como esta fuese posible en otro país donde las academias son capaces de moderar este tipo de debates. Los acontecimientos de Orce muestran cómo se puede parar un proyecto de investigación innovador por miedo a llegar a conclusiones que obligarían a rectificar a autoridades del staff científico. En 1984, tres catedráticos de paleontología sentenciaron en un artículo en el periódico El País que el cráneo de Orce no era humano, sino de équido. En 1995 Gibert organizó un Congreso Internacional en Orce para llegar a conclusiones sobre la presencia humana antigua en esta región; aquellos que iniciaron la polémica no quisieron participar. Poco después Orce apareció en National Geographic, Science News y Current Antropology como el lugar con presencia humana más antiguo de Europa. Sin embargo, ni el éxito del congreso, ni las promesas del Consejero de Cultura de la Junta de Andalucía facilitaron la investigación a José Gibert. Que nadie se confunda, el doctor José Gibert nunca pretendió convencer a nadie respecto a la humanidad de un fósil, simplemente quiso aportar al debate nuevos datos objetivos, ese es el camino de la ciencia. Lo que le desgastó fue la lucha contra un aparato político-científico por conseguir un permiso de excavación que nunca llegó. Sin embargo, ese mismo sistema ofreció permisos y financiación a sus adversarios de paradigma, a aquellos que cambiaron de parecer respecto a VM-0, algunos de ellos utilizaron su posición dentro de la Administración para multarle con la mayor sanción que ha caído sobre un científico en este país. La justicia es lenta y el doctor Gibert no tuvo tiempo de defender su inocencia, sus últimos tres años pendientes de un contencioso administrativo, sin posibilidad de excavar y pagando de su bolsillo un fuerte aval bancario fueron muy difíciles y ¿quién no se desgasta ante este acoso? Mientras, aquellos que le condenaron disfrutaban de permisos y subvenciones. Paralelamente, en esos tiempos difíciles, el descubridor de los yacimientos de Orce era premiado con la Medalla al Mérito Científico de la Generalitat de Cataluña. Actualmente un equipo de científicos con pensamiento libre, pretendemos continuar el proyecto que José Gibert inició en Orce, confiamos que después de 20 años podamos investigar en yacimientos que él dio a conocer. Esto sería una muestra de que se toma la dirección correcta. Si los permisos y subvenciones vuelven a caer únicamente en manos de los detractores del Hombre de Orce representaría evidentemente lo contrario. Recientemente, el delegado de Cultura en Granada hacía un análisis simple de la nueva situación afirmando que "los yacimientos no se heredan". Sin embargo, lo que no se tendría que heredar es una animadversión hacia los que hemos defendido junto a José Gibert un nuevo paradigma finalmente consolidado. 25 años después de aquel desafortunado artículo en El País, nadie duda de la presencia humana en Orce hace más de 1.3 millones de años y el fragmento de cráneo VM-0 figura como el resto humano más antiguo encontrado en la península Ibérica en el Atlas Cronológico de la Historia de España 2009 (Real Academia de la Historia y ed. SM), Homo hispanicus (2008 ed. Espasa-Calpe), así como en el Human Evolution Source Book (2006 Prentice Hall editores).
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