sábado, 9 de agosto de 2008

La bella mora de Huéscar



A pesar de que las publicaciones sobre Historia local han aumentado considerablemente, algunos aspectos de gran interés no han sido lo suficientemente difundidos como para que calen en la memoria popular, aunque los hay enormemente "románticos". Su conocimiento y difusión es bastante interesante si se quiere ofrecer un turismo cultural rico, aprovechando leyendas, historias, personajes... relacionados con la comarca y que, aunque conocidos, quizá no estén suficientemente "explotados". Castril lo hace con la figura de Saramago, omnipresente en su verano, Galera tiene en valor el levantamiento morisco y el asedio de Juan de Austria, Orce ahora reivindica la figura de Gibert, etc. Se podría denominar como un "oportunismo necesario", ya que el desarrollo del turismo rural y cultural está llamado a convertirse en un pilar básico de la zona.

En Huéscar existen varios personajes, historias y leyendas potenciales, pero quizá no se les ha dado tanta importancia, a pesar de que son conocidos. Así el caso de la figura de Mariana Pineda, las leyendas como la de la Encantada, el Cristo del Paseo, la participación del padre de Jorge Manrique en la reconquista de la ciudad, la conexión con los comuneros, el Gran Duque de Alba y algunas cosas más que aparecen en publicaciones como las actas del Primer Congreso de Historia Moderna o las desgraciadamente desaparecidas revistas Uskar.

A mí me llamó la atención una historia que cuenta Ginés Pérez de Hita en su Segunda Parte de las Guerras Civiles de Granada sobre una Mora doncella de Huéscar muerta por causa de su belleza. No me extenderé sobre el autor ni el asunto de su obra -que es la sublevación de los moriscos del reino granadino, de la que fue testigo de excepción-, y solo os situaré en el momento de la narración: los cristianos de Huéscar habían retenido a los moriscos del pueblo en las tercias del duque, previendo la sublevación, y habían sufrido un descalabro al intentar frenar a los de Galera. El Maleh se decide a atacar Huécar y tiene lugar la victoria que hizo que a Huéscar se le concediera una feria. Aquí tenéis el enlace a lo que nos dice Pérez de Hita: http://www.megaupload.com/?d=QFDRHG3E.

Espero que os guste.
"Venida el alba, los de la ciudad estando sobre las armas acordaron de ir a dar una vuelta sobre Galera; y para que la gente estuviese apercibida se tocaban cajas, y las trompetas de la caballería. Luego vino noticia de que Orce se había levantado entrándole gente de socorro, y que en sus torres tenia banderas moras. Quisieron los cristianos ir a Orce inmediatamente, y estando para salir tocaron a misa de nuestra Señora las campanas de la iglesia mayor. Los del Maleh, que estaban emboscados esperando a que se abriesen las puertas de la ciudad para entrar en ella de tropel, luego que oyeron las campanas, las cajas y trompetas , creyeron haber sido sentidos en la ciudad , y para que no los cogieran desapercibidos se salieron a lo raso de las viñas, que era parte muy segura para que los caballos no les pudieran dañar. Luego que los cristianos de Huéscar principiaron a salir por las puertas descubrieron las banderas del Maleh, teniendo por milagro aquel suceso: ya era el día claro, y gritando todos "arma, arma, moros, moros", salieron caballeros y peones valerosamente para lanzar de allí a los moros; pero estos eran todos tiradores, y por las viñas , no pudiéndoles entrar los caballos, peleaban a su salvo y con ventaja. Los mas esforzados y que mayor daño hacían eran los turcos; con todo eso fue tan grande el valor de los cristianos, que mataron mas de mil moros; y a los otros apretaron tanto, que los empujaron hasta el mismo pueblo de Galera, donde haciéndose fuertes, se trabó de nuevo una grande y sangrienta batalla. Mientras pasaba esto, los cristianos que quedaron de guarnición en la ciudad, teniendo aviso de que algunos del bando del Maleh habían entrado en los arrabales, y pensando que algunos estarían escondidos en la Morería, dieron contra ella furiosamente diciendo: «Este es el día en que no ha de quedar vivo ningún moro,» y principiaron a matar, herir, robar, y pegar fuego a las casas por todas partes de modo que causaba suma compasión ver aquella crueldad que ejercían los cristianos encolerizados contra los moros: Huéscar parecía otra Roma ardiendo. Por caso dos soldados entraron en la casa de un moro rico , como es costumbre buscar las casas mas apuestas en tales ocasiones , y después de haber saqueado lo mejor de ella, y destruido lo demás, hallaron una joven mora , que era la mas hermosa de todo el contorno: los dos, codiciosos de tal presa, la echaron la mano, diciendo cada cual que era suya; y disputando sobre quién se la habia de llevar, sacaron as espadas, tomadas ya de la sangre de los moros que habian muerto, para ofenderse. A esta sazón llegó allí otro ruin soldado y de malísimas costumbres, que viendo a los dos repuntados y próximos á matarse por la bella mora, discurrió que para ponerlos en paz no había otro remedio mejor que quitar de delante la ocasión de la pelea; y así se acercó a la hermosa doncella, y con una crueldad horrible la dio dos puñaladas en el pecho, de que al punto cayó muerta, moviendo piedad al mismo cielo. El villano, después de haber ejecutado esta atrocidad, dijo fríamente: «No es justo que dos soldados tan honrados y valientes se pongan a punto de quitarse la vida por una mujer que vale tan poco.» Viendo muerta la doncella tan sin culpa y con tanta crueldad los dos soldados, impelidos de saña contra el matador, le acabaron a estocadas, diciendo; «No quedarás sin la pena de la maldad cometida, villano atroz, que has privado a la tierra de la mayor merced que la hizo el cielo, criando esta hermosura;» y en seguida se salieron de la casa desconsolados, dejando muerto al ruin asesino, que era natural de la Puebla de D. Fadrique, y junto del a la hermosa doncella, que parecía un ángel después de muerta. A este tiempo el corregidor con mucha gente armada iba sacando a los cristianos de la Morería, llevándose a unos presos, e imponiendo a los demás que no saliesen de allí prontamente pena de la vida, con lo cual se cortó el daño, aunque el remedio llegó tarde, porque ya toda la Morería estaba ardiendo, y no alcanzó ninguna diligencia para apagar el fuego. Apaciguada esta guerra civil se halló el cuerpo de la hermosa mora, y se expuso en la plaza, donde a todos causó su muerte profundo dolor, admirándose de su belleza , y maldiciendo la villana mano del matador. Movido a piedad de la doncella el corregidor, y maravillado de su hermosura, la mandó enterrar honradamente, y que encima de su sepulcro se pusiera una losa blanca con el siguiente
EPITAFIO.

Quiso mi gran desventura,

y el hado terrible y fuerte,

que se me diera la muerte,

por mi grande hermosura.

Voluntad fue de un villano

que yo muriese temprano

por quitar una contienda,

y mi muerte fue la ofrenda

de un caso tan inhumano."

miércoles, 6 de agosto de 2008

El Castillo de Castril

Estructuras excavadas
Pasarela en el río


Como se puede apreciar por los restos que quedan y por las recientes excavaciones, existía en Castril una fortaleza que daba nombre al lugar, y de la que se dan antiquísimas menciones en fuentes árabes.

En el siglo XII al-Zuhrí nos legó este precioso pasaje: “A poniente de este monte sale el río llamado Guadiana [Menor], que baja hacia la fortaleza llamada Castril (Qastal). En el patio de la dicha fortaleza se encuentra la gran piedra de la que mana agua y que es una piedra lisa que se alza enormemente sobre el suelo. En su parte superior hay una fuente de la que brota tal cantidad de agua que podría mover ocho piedras [de molino]. En el estanque [que se forma] existen muchos peces de color amarillo con lunares rojos, que poseen dientes caninos y molares. Ni en el mar ni en los ríos existen peces más finos que éstos. Quien los contempla correteando entre las cavidades de las rocas se imagina que son espadas [centelleantes] o destellos de relámpago. Luego el agua se esparce entre los peñascos y desciende hasta el Guadiana [Menor] hasta que se junta con el Guadalquivir”.

El Castillo de Castril
La construcción castral se ubica en lo alto del actual pueblo de Castril, encima de la llamada Peña. Es posible que en la parte más elevada, en el extremo Norte, estuviese protegida por un mecanismo defensivo de muros, creando una especie de torre o bien una plataforma superior bien defendida. Los muros son de mampostería no concertada, posiblemente base de un tapial o de otra mampostería con un paramento mejor acabado. Bajando de esta elevación en dirección Sureste hay restos de muros, algunos muy enrasados, también de mampostería. Cierran el paso entre la peña más elevada y otra más al Sur. Encima de esa última hay igualmente vestigios de muros que definen una torre de un arco de círculo, también de mampostería. Continuando hacia el Sur en la misma zona Este del conjunto hay otros restos de muros de la misma factura, que cerraban el hueco entre la roca donde está la torre y otra que emerge. En ésta hay por debajo entre las grietas algunos vestigios de muros de mampostería con algunos ladrillos. Luego hay un nuevo hueco entre las rocas, por donde asciende el camino que viene del pueblo. Pasado ésta de nuevo hacia el Sur encontramos otra peña elevada que tiene restos de la muralla defensiva que cerraba el hueco y se ve en todo lo alto la base de una posible torre de mampostería igual a la ya descrita. Es de forma irregular, pero rectangular, adaptándose a la roca. Esta llega hasta el extremo SE de la plataforma donde está el castillo. Un paño de muro de mampostería debió cerrar el hueco que hay entre una roca y la siguiente, situada en frente de ella, en la parte SO. En dirección O hay restos de muros en la parte de la roca, pero mucho más arriba. Este muro cerraba toda la parte S del conjunto. Antes de llegar a él, una excavación clandestina ha dejado al descubierto un aljibe, que ha aprovechado una grieta en la roca. Está en bajo y tiene doble muro. Es visible un muro anterior que debió de romperse y fue necesario hacer de nuevo otro aljibe interior. Se percibe un enfoscado en el primer muro. El aljibe interior está también enlucido con una capa gruesa. La zona S la cierra otra roca que está definiendo también la parte O del conjunto. Restos enfoscados de muro de mampostería se detectan al bajar de la parte más eminente. Debía de continuar hasta otra roca emergente, en donde hay una torre bastante bien conservada que apoya en la roca. Es una mampostería en la que hay un enripiado ocasional en el aparejo; en lo que queda de la parte alta hay una especie de aparejo en forma de espiga. Debieron de existir muros hacia el N en esta cara O del conjunto, pues se ven algunos enrasados y poco definidos, hasta enlazar con la peña elevada de la que hemos partido en la descripción. Se percibe asimismo un circuito de murallas exteriores, pues de la roca encima de la cual hay una torre irregular rectangular suben otros muros de igual factura, sobre los que se ha construido el camino de acceso. Baja con éste, que sigue su línea. Hay incluso en algunos puntos restos de torres. Es en la zona E y hacia el N donde se ve. Posiblemente terminaba en una torre en el punto NE del camino, en donde hay restos de muros y debajo de él una posible torre.

(Información de J. A. Carrión: Arquitectura medieval militar en el norte de la Provincia de Granada. Universidad de Granada)